miércoles, 23 de diciembre de 2020

NUEVE (Matronas)

 


Muchos seres humanos mantienen que el descanso es el cambio de actividad. Creen ciegamente en ello afirmando que todas las personas son iguales. Que lo que les gusta a ellos les gusta por la fuerza a todos.

Están muy equivocados, el descanso no es el cambio a una actividad cualquiera, hacer algo que no te gusta nunca va a ser descanso, el descanso es el ocio y, en última instancia, encontrarse conmigo.

U.S

Pasó un tiempo antes de atreverse a abrir los ojos, ante él se encontraban los cuerpos inertes de sus perseguidores, ambos con la mirada perdida y un pequeño charco creciendo bajo sus cabezas.

-Hola sobrino, se que la situación no es agradable pero no es momento para quedarse pensando.

A la derecha de los cuerpos se encontraba una mujer de pie, aún con el arma humeante en la mano, David tardó en reconocerla, era Irene, la hermana de su madre, hacía muchos años que no había vuelto a saber de ella. Ella y su madre no habían acabado lo que se dice de buena manera y había acabado desapareciendo de sus vidas.

En aquella época él aun no había empezado la carrera y vivía en Salamanca, en definitiva, su vida no había empezado aun a joderse de mala manera.

No había cambiado casi en todo ese tiempo, si mal no recordaba, ella y su madre se llevaban once años, siendo ella la hermana pequeña.

Recordaba que siempre estaban discutiendo cuando él era chico.

Se guardó la pistola en el bolsillo ancho de su abrigo y, saltando los dos cuerpos con cuidado de no pisar nada, se acercó a él.

David en ese momento se dio cuenta de que estaba aun de cuclillas metido en la caja del ascensor, su tía volvió a dar al botón del piso del que había venido cerrándose la puerta y dejando el crimen tras ellos.

-Tenemos que movernos con prisa a sí que será mejor que te repongas, la policía vendrá pronto y queremos estar lo más lejos posible de aquí cuando lleguen. Ya habrá tiempo para ponernos al día y decirnos qué hacemos los dos aquí, ahora será mejor que agarres tu mierda y te repongas.

No dijo nada, se puso de nuevo de pie y se quedó a su lado, ella seguía siendo más alta que él, con el pelo teñido de rojo y un cuerpo que mostraba horas de ejercicio,  podía hacerse pasar perfectamente por su hermana mayor.

Los dos se quedaron mirando al frente hasta que el ascensor llegó a su destino, nadie dijo nada más durante el recorrido que podía haber durado siglos.

Ella fue la primera en salir, a paso rápido se dirigió a la puerta contraria a la de la anciana y, sacando las llaves de su bolsillo, la abrió.

-¿Ocurre algo querida?

David se sobresaltó, la anciana había vuelto a abrir la rendija y se dirigía esta vez a Irene.

-No Pilar, gracias por preguntar, este es mi sobrino David, viene un poco borracho (dijo por lo bajo como si él no pudiera oírla)  venimos a recoger unas cosas del piso. ¿Usted que tal esta? ¿Tiene mejor la espalda?

-Sigue igual querida, achaques de la edad,  ya sabe que esto ya no tiene solución.

-¡No diga eso mujer! ¡Pero si usted está estupenda! Ya me gustaría estar como usted a su edad.

A David le parecía increíble que esa misma mujer amable y risueña acabara de matar a las dos personas que en esos mismos momentos se encontraban tendidas en el portal, se planteó por un momento que se hubiera imaginado todo aquello.

Irene volvió tras sus pasos y, agarrándole con todo el cuidado del mundo por el brazo, le arrastró a dentro despidiéndose  de la vecina.

-Si le ha molestado lo siento mucho, es un poco especial. –volvió a susurrar antes de cerrar tras de sí dejando tranquila y feliz a la anciana. –echaré de menos a esta vecina, siempre que hacia algo de repostería, me ofrecía un poco para  que lo probara.

La casa estaba llena de libros, parecía que su tía había estado viviendo allí durante mucho tiempo. La disposición de las habitaciones era la simétrica a la de las viviendas de la otra puerta, casi parecía como si volviera a estar en casa pero dentro de un espejo, era una sensación extraña.

-Toma. –le lanzó una bolsa de deporte vacía que acababa de sacar de un armario. –no tenemos mucho tiempo, ve a mi habitación y mete en ella toda la ropa que puedas, pantalones, camisetas, ropa interior, ropa de abrigo… como si nos fuéramos de viaje por un tiempo. –señaló el dormitorio y zarandeándole un poco le puse en dirección.

Actuó prácticamente por automatismo, abrió la puerta encontrándose con un dormitorio parecido al de sus padres.

-¡Esta todo en el armario! –la oyó gritar desde la otra habitación.

Lo hizo todo lo más rápido que pudo dada las circunstancias, abrió el armario, abrió la bolsa, y llenó ésta con todo lo que se fue encontrando.

-¿Has acabado ya?

Irene estaba en la puerta mirándole con otra bolsa llena, igual a la que le había dado, bajo el brazo. Él se limitó a asentir, cerró el petate y se lo echó a la espalda. Se sentía como si volviera a tener diez años y la mujer que tenía en frente fuera la mayor autoridad en su vida.

-Pues será mejor que nos vayamos. –Se dio media vuelta y salió por la puerta sin esperarle, él la siguió.

Esta vez bajaron por las escaleras pendientes de cualquier ruido.

Cuando llegaron a la planta baja vieron los dos cuerpos aun tumbados esta vez sobre un gran charco de sangre, a David le entraron ganas de vomitar.

Parecía que habían tenido suerte y nadie había pasado por allí desde que ellos habían subido a por las cosas de Irene.

-Eran ellos o tú, sobrino, ahora vamos.

Su tono pese a mostrar nerviosismo, no tenía ni un atisbo de preocupación o arrepentimiento. Parecía que para ella todo eso fuera algo completamente natural.

Salieron calle arriba aumentando la velocidad, giraron en la primera calle de la derecha y siguieron avanzando en silencio hasta la entrada de uno de los garajes. Irene sacó una llave abriendo la puerta del montacargas.

Bajaron sin decirse nada el uno al otro. Las miradas estaban fijas en la puerta del ascensor, en silencio, esperando a que estas se abrieran en la planta donde su tía tenía el coche.

Metieron las bolsas en el maletero, se sentó en el asiento del copiloto y se dirigieron de nuevo al ascensor, pese a ser una situación de estrés aquellos momentos de pausa y espera empezaban a ser extrañamente frecuentes.

-¿A dónde vamos? –le preguntó ya en la carretera. Le salió una voz ahogada dándose cuenta de todo el tiempo que llevaba sin soltar una palabra.

-A otro piso que tengo por si este se comprometía, está a nombre de otra persona por lo que no creo que nos encuentren allí, al menos el tiempo que estemos por aquí. Me hubiera gustado que nos largáramos antes, pero tenia que pasar por casa a recoger unas cosas, me temo que ya no volveré a ver a Doña Pilar.

-Les has matado. –decir las palabras en alto le dio esa sensación de realidad que hasta el momento solo había intuido.

-Como te dije, eran ellos o tú, una decisión bastante fácil por lo que a mí concierne, la familia siempre va primero ¿Se puede saber que haces aquí? ¿Tu madre por fin te lo ha contado?-

No sabía a lo que se refería.

-Tienes suerte de que estuviera ahí, aunque elegí vivir en la casa delante de la vuestra por miedo a que algo así sucediera si te soy sincera, supuse que si, por algún casual algún día cruzabas el Yelinas, irías a tu casa no dándote cuenta de que esa no sería tu casa ya más. Pobre Pilar, se va a llevar un susto cuando le digan que su vecina de enfrente es sospechosa de un doble homicidio, esa ancianita siempre fue amable conmigo. –no paraba de mencionar a la anciana, como si eso fuera lo único que le preocupara en esos momentos.

-¿Cruzar el Yelinas? No entiendo nada, no sé lo que está sucediendo, es como si este no fuera mi mundo. –se tapó la cara con las manos tratando de controlar su respiración, no paraba de temblar, no tenia frio pero su cuerpo hacía rato que le había dejado de obedecer.

-¿O sea que no sabes nada? Esta conversación se va a alargar más de la cuenta entonces y no es lugar para hacerla, de momento lleguemos al piso franco lo antes posible, necesitamos salir de las calles, asearnos y descansar un poco.

 

El piso franco, como lo había llamado Irene, estaba al otro lado de la ciudad, en una de las calles principales de entrada y salida de esta misma.

Estaba en uno de los primeros barrios de viviendas que se habían construido en el extrarradio, los edificios eran bastante antiguos, y la gente que allí vivía, había estado en ese lugar toda su vida.

A nadie le importaba que los vecinos pusieran antenas o aires acondicionados en fachada, y dos de cada tres balcones tenían la ropa tendida a vista de todo el mundo.

Dejaron el coche justo delante de una frutería, el dependiente, al ver a Irene, salió de la tienda a saludarla.

-No me jodas que este momento ha llegado, y yo que te llamaba paranoica.

Irene le tendió las llaves del coche, él las agarró al vuelo, se quitó el mandil, lo tiró dentro callera donde callera, y echó la persiana cerrando la tienda.

-¿Este es tu sobrino?

No esperó a que David saliera para meterse dentro del coche.

-Si no lo es, se parece mucho.

El hombre le saludó y le abrió la puerta indicando que saliera.

David ayudó a sacar las cosas del maletero, dentro había una tercera bolsa también repleta de cosas, parecía como si su tía hubiera estado preparada para un momento así.

Una vez hubo cerrado el maletero dio dos golpes con el nudillo y el frutero se marchó con el coche.

-¿A dónde va?

-A esconder el coche y mantenernos informados en todo lo que pueda, me debía una. Ahora vamos.

Cargaron con todo hasta el portal más cercano, no había ascensor, pero igualmente el apartamento se situaba en el primer piso.

Salvo por la cocina, el cuarto de baño y una cama, el resto estaba completamente sin amueblar. Dejaron las bolsas en el hall.

-Date una ducha caliente, te vendrá bien, aquí estamos seguros. –dijo Irene accionando la luz y el agua de la vivienda. –yo mientras prepararé algo para comer, supongo que no tendrás hambre pero tendrás que recuperar algo de fuerzas, después podremos hablar tranquilamente. Hay toallas debajo de la pila, ropa limpia no tengo de tu talla me temo.

Quiso reprochar exigiendo respuestas, pero su tía se dirigió a la cocina sin decir nada más.

Se metió en el baño y echó el pestillo, al momento vomitó lo poco que podía tener en el estómago.

Se quedó ahí quieto hasta que pudo asegurarse de que su cuerpo no le daba más sorpresas, deseó en ese momento tener la petaca y un cigarro a mano.

Se desnudó y se metió en la ducha, de momento se dejaría llevar por la situación, no podía hacer más, se sentía sucio, cansado, como si ese cuerpo no fuera el suyo, como si no pudiera confiar ni en su propia cabeza, se sentía como un niño perdido en un cuerpo ya desgastado.

Pese a todo agradeció ese momento para él debajo de la alcachofa de la ducha, dejando que el agua caliente corriera y se llevara todo el estrés.

 

Irene le esperaba tirada en el suelo del salón, había puesto unos platos con comida para picar sobrante de días anteriores. Le ofreció un vaso con un líquido transparente.

-Toma, te tranquilizará y entraras en calor.

-¿Me das uno? –preguntó señalando al cigarro que se estaba fumando mientras le pegaba un trago a lo que descubrió que era ginebra.

Ella le tendió la cajetilla con un mechero.

-¿Ya estas mejor?  ¿Podemos hablar?

David se sentó en frente, ella le dio un plato y empezó a comer con desgana, poco a poco el hambre iba volviendo. Aun le parecía increíble que la mujer que tenía delante de él, fuera la hermana de su madre.

-Dime, ¿Has visto alguna vez este símbolo? –dijo mientras se remangaba el brazo derecho dejando el descubierto el tatuaje de una especie de mariposa, ¿O era una polilla?

David negó con la cabeza.

-Vaya, parece que esto va a ser más largo de lo que tenía pensado. ¿De verdad tu madre no te dijo nada? Veamos, por donde empiezo.

Lo primero que te quiero dejar  claro es que, lo que te voy a contar, por muy irreal que parezca, va a formar parte de tu mundo a partir de ahora. –se quedó un momento callada pensando. –dicho  rápido y pronto lo que te quiero contar es que la teoría de los universos paralelos dejó de ser una teoría para nuestra familia hace ya mucho tiempo, tu madre lo sabía, y en parte fue esa la razón por la que me alejó de ti cuando eras niño

Volvió a callase con cierto nerviosismo esperando a ver cómo respondía David.

David no supo que decir, tranquilamente se metió un trozo de tortilla en la boca y siguió comiendo.

-Bien, viendo que no me has llamado loca de inmediato ahora puedo explicarte todo con más calma. Sé que resulta difícil de creer, pero este no es tu mundo, no sé cómo te han dejado en el Yelinas cruzar,  pero el hecho es que cruzaste y pasaste sin saberlo a otro universo paralelo, una Salamanca idéntica, pero no la que tú conoces.

-No entiendo ¿Qué tiene que ver el Yelinas con todo esto?

-Vale, empiezo de nuevo, lo siento, se me dan fatal estas cosas. Pongamos que una persona sale a trabajar una mañana diez minutos más tarde de lo normal porque resulta, que el día anterior se quedó hasta tarde viendo una película y esa mañana se ha quedado dormida. –hablaba muy rápido, a David le costaba trabajo seguirla, pero mantuvo la concentración en ella. –resulta que sale esos diez minutos tarde y nada más pisar la carretera, el autobús de las nueve y diez la atropella matándola en el acto.

Para una persona normal esta historia terminaría aquí, con el último suspiro de una mujer que,  por culpa de la serie del día anterior,  no volverá a trabajar, una historia triste con un final triste.

El problema es que, entre lo que piensa esta persona normal y la verdad hay una diferencia muy grande, en ese momento se generan dos realidades, por un lado esa mujer no oyó el despertador y por ende, acabó atropellada por el bus, por otro lado eso nunca pasó y la mujer salió ese día de su casa, como cualquier otro día y fue a trabajar sin saber lo que podía haberle pasado.

La verdad es, que en este mundo que conocemos, los “qué hubiera pasado si…” si que pasaron.

Momento de silencio.

-¿Me estás diciendo que con cada decisión que tomamos a lo largo del día se crean nuevos universos donde tomamos las decisiones contrarias? Eso es imposible.

- Estoy de acuerdo contigo, por alguna razón el cosmos sabe que no podría evolucionar con cada chorrada que un ser humano cualquiera decida, no, no es posible, para que una situación genere un nuevo universo, esta situación tiene que tener unas características, tiene que ser importante, totalmente divisoria entre  un futuro y otro, y lo más indispensable,  tiene que haber tenido la alternativa de no haber sido así.

Da igual lo que decidamos comer cada día, da igual que nos atragantemos con un hueso de pollo y muramos, eso no tiene por qué cambiar nada.

Ahora bien, si resulta que ese muslo de pollo por la razón que sea, podía no haber estado allí, vete tu a saber por qué, por ejemplo porque esa semana realmente le tocaba hacer la compra al hombre pero al final fue la mujer y se encontró el pollo de oferta, entonces, y solo entonces, el cosmos dice que adelante.

Ahí, y solo ahí, se generan dos universos, uno en el que la mujer aprovecha la oferta, otro en el que el hombre va directo a la sección de solomillos, que le gustan más, y compra una comida ausente de elementos peligrosos.

Estas decisiones creadoras de universos las llamaremos a partir de ahora Matronas.

Estos universos paralelos se parecen bastante a lo que la gente común conoce de los universos paralelos, infinitos mundos ocupando un mismo espacio-tiempo de forma paralela, todos siguen su curso ajenos a los otros salvo por un detalle.

En el mundo existen ciertos puntos donde dichos universos están conectados, hablando de forma literal, existen puertas en lugares específicos que nos permiten cruzar de forma física de un universo a otro, estos lugares son lo que llamamos Puntos de cruce, y querido, tengo que decirte que el Yelinas es uno de esos puntos, no tengo ni idea de cómo te dejaron pasar ya que, como todos los Puntos de cruce, el Yelinas está vigilado.

Tú tuviste que pasarlo en algún momento ya que si no, no estarías aquí hablando conmigo, cada punto de cruce te lleva a un universo distinto y este, es el universo que une el Yelinas con el nuestro.

Otro momento de silencio mientras su tia le miraba fijamente para ver su reacción ante todo aquello.

-Universos paralelos, Matronas, Puntos de cruce, el Yelinas… -David sabia que, por loco que sonara, eso que le estaba contando su tía era real, en cuestión de tres días su vida había dado un vuelco poniéndola completamente del revés.

-Se que tienes mucho que procesar, y más aun sabiendo que aun no hemos llegado a tu papel en todo esto, por ahora será mejor que termines de cenar, asimiles y descanses, no es bueno que te suelte todo esto de sopetón en tu estado. Yo ahora tengo que salir a juntarme con Javier para saber qué ha averiguado. Cuando vuelva seguiremos hablando.

David supuso que se refería al frutero, miró al reloj y se dio cuenta de la hora que era, habían pasado ya hora y media desde que llegaron a ese apartamento, ¿Cuánto tiempo había estado en el baño? Se llevó el vaso a los labios y disfrutó del sabor y ardor de aquel líquido mientras bajaba por su garganta.

Aun tenia las esperanzas de despertarse en su antiguo dormitorio de Granada.


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