martes, 10 de marzo de 2015

Una noche de verano


Para Oriol todo había sido perfecto, esa última semana con Dakota no había sido más que la guinda de un pastel que no podía saber mejor.

Día tras día había visto como pasaban las horas bajo su mirada, habían disfrutado como nunca antes, había dicho lo mucho que la quería en una pequeña terraza de una pequeña plaza, en lo que ella le miraba con los ojos vidriosos y la sonrisa en la cara, nunca olvidaría esa cara.

Se habían dicho que la distancia no importaría, que los kilómetros que les iban a separar no serian más que una pequeña piedra en el camino, nada de lo que preocuparse.

Fueron unos últimos días perfectos, o al menos para Oriol, puesto que Dakota ya sabía de antemano que no habría más.

Dakota tenía dudas de aquella relación desde antes de esos días, los ojos vidriosos de aquella noche de verano no eran más que una muestra física de ello malinterpretada por él. No estaba conforme con aquella relación pero se limitó a seguir el juego a una persona que no era consciente de aquello.

Dakota ya no estaba dispuesta a seguir con la relación, llevaba desde principio de verano con esas dudas, pero tampoco estaba dispuesta a afrontar la realidad de cara.

Se despidieron en la estación de tren con un largo beso. Él, creyendo que la volvería a ver después de haber pasado los mejores días de su vida, ella, sabiendo la verdad desde mucho antes  de haber vivido no otra cosa que una mentira en la que se lo había pasado bien.

Se cansó de la relación y decidió joderla antes que hablarlo como personas adultas.

2 comentarios:

  1. Misma historia, distintas sensaciones. Qué pena que las ilusiones se quedaran en aquél andén.

    Un fuerte abrazo, Rendan.

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  2. La desilución deja un sabor amargo. Besos

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